En mi memoria siempre ha estado presente el mar.
Nací entre el Atlántico y el Mediterráneo, dos mares tan cercanos y tan diferentes.
Cuando soplaba el viento de Levante en las playas del Atlántico y nos íbamos al Mediterráneo, mismo día, misma ciudad, descubríamos dos estados completamente diferentes del mar. Siempre me sentí atraída por la espuma del mar que aparecía y desaparecía y ese sonido de las olas, envolvente y monótono o con gran estruendo y majestuoso.
En ésta serie el mar evoca los recuerdos de mi infancia, un mar mostrado como una acumulación del tiempo y espacio. Son imágenes que huyen de la realidad, un conjunto de momentos sin determinar dónde empieza y termina el horizonte. De un mar en calma pasamos a un mar bravío, de un azul intenso del mediodía a un amarillo del amanecer, los cambios que cada día observamos en un mismo lienzo.
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